Uno de los mensajes que nos encontramos en el Museo de la Felicidad de Madrid es que las quejas nos restan felicidad y deberíamos evitarlas. En principio estoy de acuerdo con ello, pero creo que hay que enfocar bien el tema. ¿Hemos de ser conformistas y aguantar carros y carretas por evitar la queja? No creo que se trate de eso.
¿Qué se te ocurre que podemos hacer, en vez de quejarnos? A mí se me ocurren tres opciones en las que podemos provocar cambios a mejor y tomar acción:
- Poner límites a situaciones indeseables que nos dañan de forma recurrente. En muchas ocasiones, lo mejor es provocar un cambio bien pensado. Por ejemplo: aguantar en un trabajo que no nos gusta, sólo hasta que conseguimos otro mejor, haciendo búsqueda activa.
- Hacer propuestas útiles cuando apreciamos que hace falta un cambio, compartiendo con las personas implicadas los beneficios de esa otra forma o estrategia de abordar una situación y desafío.
- Reducir las expectativas, poniendo en valor lo positivo de una situación. En esta opción el cambio se produce en nuestro interior, mediante la adquisición de una nueva perspectiva. En ocasiones, las PAS somos muy exigentes, tanto con nosotras mismas como con los demás y esto nos genera malestar. Aceptar la imperfección propia y ajena puede ayudarnos a no quejarnos tanto y aceptar el presente, tal y como es, mientras vamos dando pasos de mejora, poco a poco.
¿Qué más se te ocurre que podemos hacer, en vez de quejarnos? Comparte, te leo con atención.
Rosario Jiménez.